20 de septiembre de 2008

Frank T. J. Mackey, ¿discípulo de Ovidio?


Los hombres y las mujeres cambian de acuerdo con el tiempo y el lugar que les toca vivir. Cambian, sí, pero es un cambio de vestido, de maquillaje, porque esencialmente el hombre y la mujer siguen saliendo del mismo molde del que han salido siempre.

Esta certeza puede nacer de infinitas observaciones, pero sin duda nace de una en particular: la manera en que hombres y mujeres se entregan a la tarea de conquistar. Porque cuando el verborrágico Frank T. J. Mackey (de la gran película Magnolia, 1999) proclama en su show las técnicas de conquista masculinas, no está haciendo otra cosa que recrear algunas de las que otro curioso personaje reveló a sus contemporáneos dos mil años antes: me refiero a Publio Ovidio Nasón (43 aC-17 dC). Su Arte de amar (Ars amatoria) es nada menos que una guía práctica sobre cómo ligar en la Roma de Augusto. Al parecer, tantas fueron las andanzas de nuestro buen Ovidio, que sus experiencias lo llevaron a ser un perfecto conocedor de los deseos masculinos y femeninos (dedica dos cantos al hombre y uno a la mujer). Y tales fueron sus andanzas, que ellas mismas y su libro le valieron un destierro ignominioso hasta la muerte.

Lamentablemente (o por suerte), la película no se detiene demasiado en los consejos de Frank, pero un puñado de ejemplos nos bastará para arriesgarnos a calificarlo discípulo de Ovidio. En el primero de ellos, Frank aconseja:

Ahora veamos lo que aconsejó Ovidio:

“...ante todo debe preocuparte trabar conocimiento con la esclava de la mujer que debes conquistar” (I, 350)

Tanto Frank como Ovidio, pues, advierten de la importancia de trabar amistad con otra mujer, si esa mujer es capaz de acercarnos a nuestro verdadero objetivo. Sólo que el primero usará esa amiga para dar celos, mientras Ovidio la usará como cómplice.

En un segundo momento, Frank dice:

El director prefirió descartar la ampliación de ese consejo, que no obstante podemos verlo en cualquier DVD entre las escenas borradas. Frank explicará que crear una tragedia sirve para enternecer a la presa con nuestras lágrimas. Exactamente lo mismo que dijo Ovidio:

Con las lágrimas tú conmoverás al diamante. Haz que ella vea, si puedes, tus mejillas mojadas. Si te faltan (...), frótate los ojos con la mano humedecida.” (I, 660)

Y un último ejemplo:

El fingimiento de la bondad, la virtud y el sentimiento es otra de las ideas que Ovidio desarrolla en diferentes partes de su obra. Para Ovidio, un buen amante debe fingir ser una buena persona, mostrando interés por todo lo que a la amada le gusta (II, 295), manifestando ser esclavo de su amor (II, 200) o repartiendo regalos tanto a ella como a sus esclavos (II, 250).

Como vemos, en el discurso de Frank está vigente una pequeña parte de lo que Ovidio enseñó dos milenios antes. Pero no pensemos que Frank está repitiendo enseñanzas de un viejo maestro. Basta cambiar el foro, el circo o el anfiteatro por un cine, una discoteca o un centro comercial, la toga por los jeans, el latín por el inglés o español o lo que fuere, para darnos cuenta de que en realidad Frank no es discípulo de Ovidio. Lo que sucede es que no hemos cambiado en lo esencial, que nuestros pasos de baile siguen siendo los mismos de siempre.




13 comentarios:

Perséfone dijo...

Te doy totalmente la razón, compañero, mucho más aún después de leer los ejemplos que nos ofreces.

¿Será verdad que en el fondo no somos más que animales que nos servimos de las mismas tácticas que otras especies?

Saludos.

simalme dijo...

Qué curioso¡. De todas formas la película, para mí, tiene un regusto demasiado americano. Pienso que con otro director podría haber sido mejor. Además, Tom Cruise...uff

josef dijo...

Muy interesante tu post. Del cual deduzco que por eso soy un mal Don Juan, porque no se fingir que todo me gusta de una persona y cuando trato de hacerlo se me nota demasiado. Por otra parte Tom Cruise se me hace bola en la boca jajja. tienes un blog espectacular, muy bien diseñado. con tu permiso voy a apuntarme tu link y volveré a visitarte. Un saludo desde Madrid. Por cierto mi familia también es de Asturias, de Oviedo. Hasta pronto.

Arcángel Mirón dijo...

Magnolia hizo que yo empezara a creer que Tom Cruise es, aparte de un tipo lindo y arrogante, un pedazo de actor.
Es una de mis películas favoritas.

Dejame que te cuente dijo...

interesante y complejo el arte de la seduccion....
de todos...quizas es el que menos entiendo...quizas el que mas alejado esta de mi....
nunca conquisté a nadie..o eso creo...simplemente una vez el amor llamo ami puerta........
siempre me haces pensar Diego...
:-)
un saludo¡¡¡

Adriana dijo...

"Lo que sucede es que no hemos cambiado en lo esencial, que nuestros pasos de baile siguen siendo los mismos de siempre"...

¿Sabes? para mí, todo responde a una ley..."La Ley del péndulo", todo aquello que va, viene inexorablemente. Si te fijas bien, para darte un ejemplo, en Literatura eso ocurre, pasamos de etapas de estabilidad a inestabilidad constantemente, de allí que por ejemplo, El Renacimiento, el Romanticismo vuelvan o regresen a las raíces de la Antigüedad Clásica, cuando el racionalismo hace presa del hombre..surge entonces, esas ansias por encontrar el sentido a la existencia, desde la Belleza, la reflexión, las emociones más profundas...es esta ley del ir y venir...

Por lo mismo, nada hoy en día es original, todo vuelve a un eterno referente primigenio, aquellos hombres que pensaron todo desde un comienzo...desde "la noche de los tiempos", de allí todo es mímesis, imitación, eterno referente...

Y el amor no está ausente de esto,pues claro que no, ni tampoco el arcaico arte de la seducción.
Lo que ha cambiado es el escenario, los tiempos actuales están transidos por la celeridad de una sociedad que, sin duda, pierde el sentido de la existencia y razón del ser de hombres y mujeres. Pese a ello, todos buscan o aspiran al amor (quién no lo reconozca, miente) el amor tiene tantas formas como personas hay que aman o desean ser amados...

No sé si he conquistado a alguien, más bien he sido presa de amores que se resumen en unos ojos bellos, unas manos tibias, unos labios sonrientes...una palabra aliviadora, el dolor y la dicha juntas...pues tantas cosas...
Con esos detalles me he quedado de cada hombre que he amado. Nunca reconocí, lo asumo, si utilizaron ciertas fórmulas para conquistarme. Siempre quise pensar que por algo se cruzaban en mi camino y lo viví intensamente...como una niña de ojos abiertos frente a lo desconocido...

Un abrazo...

Miss Morpheus dijo...

El juego de la seducción y la conquista es tan motivador, que entiendo que ya en tiempos de Ovidio alguien decidiera escribir sobre ello. Seducir-conquistar-procrear: necesario. De no haber sido así, seríamos una especie extinta. Ahora bien, aunque los hombres continúen en el año 8 d.C., las mujeres hemos evolucionado.
¿Una amiga para dar celos? Cuidado con eso... no vaya a ser que se hagan tan tan amigas, que os sintáis desplazados... o bien os vayáis con las manos vacías; de “perros y pescadores” está el mundo lleno... (y no sólo en los blogs)
¿Conmovernos ante los dramas? Siempre nos saldrá nuestra vena materna, nuestro instinto de protección... pero es una debilidad a corto plazo. Queremos hombres protectores y un puntito salvajes. Los lindos gatitos cansan relativamente pronto.
En cuanto a fingir bondad y virtud... ¿cuánto tiempo se puede fingir algo así? Y, en caso de hacerlo, ¿de qué puede servir? Quizá consigáis sexo... aunque hoy en día no hay que ser tan teatrero para llevarte a alguien a la cama. Y si el objetivo es una relación a largo plazo, antes o después se os desenmascarará.
Puedo comprender a Ovidio por la época en la que vivió... pero, ¿a Frank T. J. Mackey? en fin... Que baje a la tierra.

Espero la segunda parte, la de las mujeres... ¿no pensarás dejarlo aquí, no?

Un abrazo y sonríe. Las críticas nunca son para el escritor.

Psique.

Anónimo dijo...

Suscribo! Cuando acabé la carrera de Historia, tuve la certeza que en realidad, y pese a pequeñas diferencias culturales, no somos tan diferentes, ni hemos cambiado tanto!

Diego dijo...

Perséfone: son pocos ejemplos, no sé si alcanzan, pero es curioso de todas maneras. Un abrazo.

Simalme: demasiado americano, cierto, pero no se puede negar que hay muy buenas interpretaciones, incluso la de Cruise cuando se enfrenta al padre. Un abrazo.

Moderato: de todas maneras, siempre puse en duda que Don Juan fuera un modelo a seguir, aunque para fingir no hay como él. Bienvenido, un abrazo.

Gilda: es un gran actor, sin dudas, y lo demostró en varias películas, lástima que siempre tuvo debilidad por la tontería, y la gente se queda con esa imagen incompleta. La escena de él con el padre me parece desgarradora. Un abrazo.

Fire: no puedes morir sin conquistar a alguien, vas a ir al infierno. Un abrazo.

Adriana: creo en esa ley de la que hablas porque las pruebas están a la vista, sólo que nuestra finitud no nos permite vivir más que uno o dos movimientos pendulares, no más. El resto es una observación de lo que fue y una intuición de lo que será, un escarbar y encontrar la esencia de lo que se viene repitiendo, pero sin desencanto, sino con la lucidez de saber que podríamos elegir no escarbar y la vida sería igual de asombrosa. Como siempre, gracias por compartir tus conocimientos. Un abrazo.

Miss: no creo que sea una cuestión de épocas, ninguno de los dos discursos tiene mayor validez que el otro, porque los dos responden a inquietudes que existen en el mismo momento en que son formulados. Pero a pesar de esa solidaridad contemporánea, hay una esencia que prevalece y que no siempre es perceptible. Ni Ovidio fue un visionario ni Frank es un retrógrado, porque ambos se están valiendo de recursos elementales que valen para todos los tiempos. Lo que cambia es la forma de presentarlos.
Y no, no habrá una parte dedicada a las mujeres porque no tengo término de comparación. Lo que me interesó en este caso fue descubrir que las tres veces en que Frank habla, lo hace recreando algo dicho ya por Ovidio. De todo lo que pudo haber dicho, repitió a Ovidio, y no una, sino tres veces. Eso me pareció curioso.
De todas formas, espero que nadie piense que Ovidio es sólo el par de frases que cité, porque "El arte de amar" es mucho más rico y el resto de su obra es de lo mejor que ha producido la literatura latina.
Ahora bien, al decir que no tengo punto de comparación para dedicarme a Ovidio y las mujeres, me refiero a que no se me ocurre una película que pudiera ayudarme, pero apuesto a que cualquier mujer encontraría muchísimas similitudes entre lo que dice Ovidio y su propio presente. Un abrazo.

Diego dijo...

Bruja: sin dudas, tú tendrás muchos más ejemplos que yo. Un abrazo.

Anónimo dijo...

esos trozos de versos me enacntaron!!!!!!!
profundisimos....
hermoso te dejo un gran saludos que grato es volver por este lugar!
besines! :)

Myriam M dijo...

Frank T J Mackey y Ovidio conmigo lo tendrían crudo, je,je... Creo q los "estereotipos" sólo funcionan con otros "estereotipos" y a mí me gusta darle la vuelta a todo...

Es decir yo no podría usar esas tretas para conquistar ni soportaría "recibirlas"... creo que hay maneras más divertidas de seducir...

ubi sunt los neoplatónicos Pietro Bembo, Castiglione y compañía adictos a las sirenas? yo me muevo más por ahí, por buscar "la manera más noble de amar"...

Saludos desde Barna,

Lilith

Diego dijo...

Sauvignona: gracias por tu visita. Un abrazo.

Lilith: Sí, hay formas y formas, lo sé. Pero en este caso no me interesaban tanto las técnicas de seducción como la curiosa correspondencia a tantos siglos de distancia. De todas maneras, hay algo que dice Ovidio y me parece más acertado que cualquiera de sus técnicas: "Sólo aquel que a sí mismo se conoce será capaz de amar expertamente". Las técnicas pueden ser muchas, pero si no las usa la persona adecuada, no sirven. Lo que a uno puede resultarle, a otro no, y esto en cualquier ámbito, no sólo en el amor. Pero claro, hay que conocerse, y eso sí es difícil. Un abrazo.