23 de junio de 2008

Sueño Nº 2

La cría de una jirafa me pregunta si deseo jugar con ella. Sé que la madre está cerca y no quiero que desconfíe y crea que puedo lastimar a su cría, por eso decido hacer un gran rodeo antes de acercarme. Mientras camino rodeando a la madre, veo que entre los pastizales también está el padre, sentado y oculto. Es tan alto el pastizal que es poco lo que se puede ver de él; ni siquiera sobresale su largo cuello. Más adelante encuentro algunos cadáveres semidevorados de otras jirafas y me parece que todas son crías. Siento ruido entre la maleza, me detengo y espero. Entonces sale el león. La embestida es fugaz y silenciosa. Me toma de una pierna, me arrastra y sé que ya no me soltará. Sin embargo no siento el dolor; es el miedo a ser devorado lo que me angustia.

2 comentarios:

Miss Morpheus dijo...

¿Te sientes traicionado? Nunca es a lo que temes lo que te hace daño, sino algo más oculto... Eres cauto pero igual da... porque tu mayor temor está dentro de ti, independientemente de lo que finalmente ocurre...

(Ya ves, en cuanto leo tus sueños me crece una bola de cristal en la mano...)

Diego dijo...

Pero si eso que me hace daño y está oculto siempre tendrá la fuerza de un león, vaya, estoy perdido... Siempre interesantes tu visiones. Un abrazo.