9 de octubre de 2008

Noticia sobre los Cicones

"El viento que me traía de Ilión me empujó hacia los Cicones, hacia Ismaro..."
                                                        (Odisea, IX)

Entre los Cicones quedan los pueblos hechos basura, el recuerdo sucio y abandonado de los siglos. Ya no me es posible contar los años que llevo aquí, pero sé que desde mi llegada nadie me ha hablado ni mirado; nadie se ha hablado jamás porque ellos no hablan para el otro. Hablan para sí mismos y en todas las lenguas, en las conocidas y las otras que se extienden más allá de Triganocerta y de Judea. He encontrado tablillas que revelaron un mensaje de samnitas o de la vieja Etruria, el alfabeto ático y también el himno sáfico a Afrodita; muchos mensajes exhumé irreconocibles, muchas voces me parecieron ajenas al mundo, y he visto a quienes hablan con el movimiento de los ojos o el estertor de la respiración. Sin embargo, nunca me han hablado, nunca los he visto hablarse, ni tocarse en acto venusino, ni odiarse.
Cuando el Hebro fue vislumbrado y caí rendido en esta tierra de barbarie, me desesperó la cercanía de la tortura, de la muerte, e imploré a los dioses que los Manes del Estigio no invocaran mi alma. Pero los Cicones caminaron a mi lado y no elucidaron un enemigo ni un huésped ni una forma. Pasados los días, fui olvidando mis brumosas llanuras de Nereo, el vino ismárico, las noches voluptuosas y el ensueño. Ahora permanezco entre los Cicones, que no miran a los ojos, que desconocen el rayo de Júpiter y la sangre derramada de la fúnebre Enio. Los Cicones, ahora lo sé, desconocen la humanidad, pero saben trepar los magníficos árboles, susurrar a los caballos y temer a la serpiente; contemplan en un éxtasis el cielo caliginoso de la noche, y entre sus manos buscan con desconcierto las gotas vivientes de la lluvia. Yo los veo insomnes cuando Cintia niega su luz, y varias veces lloraron con el nacimiento de la mariposa.





Imagen: Cuatro ojos de Luis Gordillo (pintura al óleo sobre tela, detalle)

8 comentarios:

simalme dijo...

Qué diría Ulises de esto...

Arcángel Mirón dijo...

Me recordó (vaya uno a saber por qué motivo) a Caballo de Troya, ¿lo leíste?

josef dijo...

Es un relato evocador que encierra y destila el ocultismo de tiempos inmemoriales, de etapas oscuras y brillantes, en que la mitología era el pan de cada día. Me agrada y aterra imaginar o siquiera pensar que fue real. De igual forma me fascina pensar en los Cicones como un pueblo misterioso y paralelo al de nosotros, los humanos... Excelente!Un saludo!

Blanca Miosi dijo...

Diego, me gusta la original manera de introducir tu cuento en ciudades y personajes de la mitología. Tienes aquí una versión particular de los cicones: El narrador relata sus experiencias en Ismara, "le es imposible contar los años que lleva alli". Vive entre cicones que no hablan sino entre ellos, hasta con estertores de respiración. Ellos no conocen el odio ni la venganza: no son humanos, pero sienten más que ellos.

Un magnífico texto,
Saludos!

Yurena Guillén dijo...

Estupendo relato cargado de oscuridad y misterio. Imagino la barbarie cuando Ulises atacó Ismara.
saludos.

Anónimo dijo...

"Yo los veo insomnes cuando Cintia niega su luz, y varias veces lloraron con el nacimiento de la mariposa."

Si son capaces de eso, y además desconocen la humanidad...¡Me caen bien los Cicones...qué quieres que te diga!

ARF dijo...

A mi también me ha gustado, y mucho, afortunada la indeferencia de Cicones, que entre todas las virtudes que describes, eligen otro tipo de comunicación que el habla.

Aparte, los ángeles suelen ser invisibles a ojos mundanos...

Un saludo.

Diego dijo...

Simalme: Ulises... en verdad, cuando tuvo la oportunidad de decir algo, prefirió echarse sobre los Cicones y por poco los mata a todos. Es una de las acciones de Ulises que nunca voy a entender. Cualquier día me meto con él, que hay mucho para decir. Un abrazo.

Gilda: No lo leí, pero me han dicho que es muy bueno. Debería leerlo. Un abrazo.

Moderato: Es un pueblo misterioso y no hay mucha información sobre ellos, más que unas pocas referencias antiguas. Un abrazo.

Blanca: Sí, es una visión que nada tiene que ver con lo poco que se sabe de ese pueblo. El relato era mucho más largo y se detenía en citas bibliográficas que terminaron por cansarme. Preferí dejar puertas abiertas, aunque bien se podría argumentar cada pasaje. Un abrazo.

Yurena: la falta de una causa para atacar a los Cicones fue algo que siempre me sorprendió. Quizá Ulises sabía algo de ellos que nunca contó. Un abrazo.

Bruja: siempre soñé un paraíso en que nadie me habla. El problema es que en el infierno que soñé tampoco nadie me habla. Un abrazo.

Vanidoso: en ese pueblo rige el fracaso absoluto de la comunicación, la humana por lo menos. Un abrazo.