27 de febrero de 2009

Del matrimonio

"Prima societas in ipso coniugio est"
Cicero: De officiis, 1, 17, 54

Quelonio dixit:

"(...) También durante el Imperio el matrimonio fue concebido como un contrato. En realidad, gracias a que lo fue primero en Roma, toda la Cristiandad de siglos posteriores pudo heredarlo sin cambios esenciales. Era un contrato, sí, entre dos familias que daban su aprobación o no a una unión que tanto podía ser decidida por los novios como por los padres de estos. Como verá, los novios aún tenían el privilegio de proponer, aunque la disposición última estuviera de parte de sus padres. Y no podía ser de otra manera, pues la "promesa" (disponsio) no debía entenderse en términos amorosos (como nos quiso hacer entender la Iglesia), sino en términos contractuales, en términos comerciales. El matrimonio romano era un acuerdo entre dos familias que se prometían, en primer lugar, una estabilidad económica; en segundo lugar, una trascendencia del apellido, de la gens, a través de la procreación; en tercer lugar, la garantía de que los hijos de ese matrimonio multiplicaría el número de romanos, con todo el orgullo que eso significaba en su tiempo para cualquier familia. Pero no había en esta concepción -que nuestros prejuicios bien podrían calificar de fría y especulativa- nada que pudiera ser comprendido como robo de la libertad. Es decir, es cierto que se consideraba el matrimonio como una inversión, pero no es cierto que esa inversión tuviera añadido ningún significado de confinamiento, esclavitud, cárcel, etc. Y si bien la mujer siempre estuvo en desventaja con respecto al hombre en cuanto a vida social, sus derechos llegaron a tener un alcance que hubiese sido escandaloso en siglos anteriores... y que lo fue incluso en siglos posteriores. Así que no nos asustemos por esa concepción romana del matrimonio como negocio porque no hay nada más cercano a la realidad. El problema llegó cuando irrumpió el Cristianismo, porque aderezó el contrato con la palabra "amor" y lo arruinó todo. En mi opinión, la única diferencia entre aquel matrimonio y el moderno radica en que, cuando en Roma el carácter comercial era explícito, nosotros, en cambio, lo hemos hecho implícito, cargado de eufemismos, adornado con mil símbolos, dotado de romanticismo. Se pretendió tapar el contrato con la excusa del amor para que no fuera muy evidente y dejara sin crédito la doctrina cristiana al respecto. En Roma, sin embargo, no era necesario rendir cuentas con ninguna Iglesia y por lo tanto cualquier manifestación de amor entre los novios podía considerarse auténtica. El anillo (annulus) que el novio ponía en el dedo anular de la novia, tenía un fundamento tanto científico como sentimental. Según los médicos griegos, desde el anular partía un nervio que desembocaba directamente en el corazón y que no existía en los demás dedos. El anillo en ese dedo simbolizaba nada menos que una unión entre dos corazones..."





"La sociedad primordial se halla en el matrimonio mismo". Cicerón: Sobre los deberes, 1, 17, 54.

Imagen: El matrimonio Arnolfini de Jan van Eyck (1434)

12 comentarios:

Yurena Guillén dijo...

Sinceramente, me aterra comprobar que, actualmente, muchas veces la mentalidad y el raciocinio en lugar de ampliarse hacia puntos de vista más libres, desvinculados de cualquier tipo de idea predispuesta, se escudan en argumentos de variopintas índoles.
Con respeto al matrimonio o la unión, creo que cualquier acuero es legítimo siempre y cuando las partes den su pleno consentimiento, entendiéndose pleno por libre de interés, de dolo o de manipulación. La confirmidad de un hecho es lo que marca su legitimidad. En éste y en todos los aspectos de la vida. Libertad para la elección y, sólo entonces, cualquier elección es buena.
Diego, coméntale a Quelonio que ha escogido un tema muy interesante. Por lo menos para mí. Un abrazo.

kuoremio07@gmail.com.ar dijo...

Yo estoy casada y ese contrato, papel o como lo quieran llamar, no me quito mi identidad , libertad, si me iba mal es un papel que se rompe, pero como me va muy bien, sigo!muy buen post!. besos

josef dijo...

En definitiva era, además de una buena inversión, una forma de perpetuar su estirpe romana y Católica ferviente. en muchas culturas se hace lo mismo: Musulmana, China etc. El matrimonio suele ser arreglado por los padres de familia, quedando los hijos casi al margen. Actualmente, en grupúsculos como el Opus Dei, esto sigue vigente. Un abrazo.

Anónimo dijo...

¿Y el matrimonio "por poderes" que tanto se utilizó en el S.XIX y principios del XX? A Quelonio no sé si le gustará el cine, y no se si vería El Piano, pero esa película en las primeras escenas vemos a una mujer que debe viajar hacía el otro confín en pos de un marido que no conoce en absoluto. Claro, luego pasa lo que pasa...aunque ahora, siguiendo el modelo cristiano también pasa...¿por qué? Creo que esta última pregunta si que me la podría responder Quelonio.

Buen Post Diego!

Mixha Zizek dijo...

Los temas de Quelonio siempre me dejan pensando y reflexionando y aveces sonriendo. pero siempre pasa algo al leerlo. Un tema muy interesante, el tema de la libertad de ser y elección que parece haberse superado pero apar mi perdura todavía en estos días en muchas mentes que aún no razonan sobre los cambios. y me refiero a mujeres más que a hombres mismos. Una vez una de mios abuelas dijo que la culpa no era de los hombres sino de las mujeres que criaron a esos hombres, me parece super interesante esta entrada un beso para ti y Quelonio

me pongo al día con tus dos entradas anteriores

Fernando García-Lima dijo...

Coincidimos, con años de diferencia, pero coincidimos: http://somoscontingentes.blogspot.com/2007/03/el-hombre-de-treinta-aos.html

Mis recuerdos a Quelonio, de nuevo.

Un abrazo

la inkilin@ dijo...

Hola vecino..desde el blog de un vecino me he topado con el tuyo

Y yo digo vivan los tropiezos

Un café??

en el ático tal vez...

Liliana G. dijo...

Estupendo. Cuando parecía que ya todo se había dicho a favor y en contra del matrimonio, refrescar la memoria con estos conceptos románicos del mismo, supone revalorizar el matrimonio como institución (no hablo en términos de iglesia) no solamente por las bondades conctractuales aquí mencionadas, sino porque hoy en día, se le agrega a este contrato la cuota indispensable de amor para llevarlo a cabo, por lo menos en la mayoría de los casos. Da para pensar que alguien que hoy se una en matrimonio no lo hará por una causa o la otra en particular, sino por ambas.
Un muy buen tema para reflexionar.
Un abrazo.

Hache dijo...

¿Comercial? No lo sé, en algunos casos supongo que no se ha cambiado mucho, lo que sí asusta es la "esclavitud" de muchas parejas. La falta de libertad y la idea de "propiedad" que aún (parece mentira que el tiempo avance para otras cosas) se vive ...

Ays ... Quelonio si que sabe ...

Dejame que te cuente dijo...

que bonita historia...mucho mas creible que la leyenda china que yo posteé....
en mi caso...no creo mucho en el matrimonio...
desde el momento en que "atas" algo...sea de forma legal o religiosa....pierde todo el valor bajo mi punto de vista.....
el amor es lo que cuenta....
el compromiso del corazon....
ese es el valioso....
un abrazo diego

Diego dijo...

Yurena: ¿cualquier decisión es buena si fuimos libres de elegirla? Eso habría que discutirlo. Un abrazo.

kuoremio...: como diría Jack Palance: "believe it or not..." Bienvenida, un abrazo.

Moderato: sí, creo que ocurre más de lo que uno se imagina. Un abrazo.

Bruja: no sé Quelonio, pero yo recuerdo esa película, era buena. Un abrazo.

Mixha: creo que la libertad de elegir siempre es un desafío por superar, nunca superado. Elegimos toda la vida. Un abrazo.

Fer: y hasta en la imagen... Muy buena esa entrada. Un abrazo.

Inkilina: pasaré por allí. Bienvenida, un abrazo.

Liliana: sí, se le agrega el amor como si fuera un ingrediente de receta, ese es el problema. Un abrazo.

Hache: la propiedad está dentro de lo comercial. Un abrazo.

Fire: ¿y si te atas a tus hijos, a tus padres, a tus amigos? ¿También todos esas uniones pierden valor? Un abrazo.

Miss Morpheus dijo...

El matrimonio sigue siendo un mero contrato. La gente se une y, de momento, su única obsesión es estar junto al otro. La oxiticina es la culpable: la misma hormona que segrega una madre durante el parto y que, inevitablemente, genera ese vínculo madre-hijo. ¿Cuándo empezamos a pensar en el matrimonio? cuando dejamos de estar "drogados"... porque nadie piensa en el matrimonio nada más conocerse. Sólo entonces, con la cabeza más fría, a) uno no piensa y se casa porque es lo que toca, b) piensas que estar unido legalmente es lo adecuado y/o tiene sus ventajas... Ahora bien, si se quiere comprobar que un matrimonio sigue siendo un contrato, espera a que la relación deje de ir tan bien...

No conocía el sentido del anillo en el anular. Puro romanticismo.

Un abrazo.