3 de mayo de 2009

Epithumía o sobre la cosmética. Parte II (el comienzo)

Este Gonzalito (1), qué cosas tiene..., pero si es que lo conozco desde que Leticia le daba la teta, no me ha sorprendido. Llegó con el discurso preparado, seguro de que todos los flancos estaban cubiertos, y al menos no demoró demasiado en prolegómenos: quería mi apartamento para traer a su chica dos veces por semana. Y luego la condición: "si no, le cuento a mi madre que su mejor amiga se tiró a su hijo. No creo que le guste, ¿no?", dijo, con una sonrisa victoriosa.
Entonces llegó mi parte: "Gonzalito, mi amor, anda, siéntate aquí, que tengo que contarte algo. Escucha bien: I-drink-your-milkshake... No lo entiendes, ya..., es de una película. Quiero decir que te veo venir de lejos, mocosín, y cuando tú llegaste, yo ya he ido y he vuelto diez veces..., digamos que son esas ventajas que dan los años. Por eso, cielo, me he cuidado muy bien de grabar ese día en mi videocámara, porque te intuía, y porque además me gusta hacerlo, qué tanto. Te tengo bien guardadito en un archivo que dice "Gonzalus Virgo". Está todo todito, ¿qué te parece? ¿Te gustaría que mañana mismo todas tus compañeras de la facultad recibieran el video? ¿Qué supones que harían si te vieran allí, si escucharan cómo me suplicabas que te enseñara, cómo confesabas que yo era tu oportunidad de perder la virginidad, ¡con 19 años!, cómo te movías como un zángano inexperto, tembloroso, desprolijo? ¿Y si además se enteran de que no te corriste? No creo que les guste, ¿no? Digo... que todavía te quedan unos cuantos años en la facultad..." Pobre Gonzalito, estaba pálido, tuve que servirle un vaso de agua. "Así que vamos a retomar nuestros negocios, porque ya que estás aquí, estoy segura de que estás dispuesto a negociar: yo te prestaré mi apartamento una vez por semana, una hora, el día y a la hora que yo decida. A cambio, quiero todas las semanas, por anticipado, un frasquito con semen tuyo. Sin preguntas, yo te doy el frasquito y tú me lo llenas. Si el señor no cumpliera su parte, no hay apartamento; y si al señor se le ocurre contraofertar o echarse atrás, mañana el video con las aventuras de Gonzalitus se proyectará como actividad extra-curricular en todo el campus. Y ahora que ya está todo entendido, venga, de pie y derecho a casita, que es la hora del Nesquik. Y me saludas a tu madre de mi parte."
Me dio un poco de lástima su mudez, pero bueno..., ¿qué vamos a hacerle? Dio media vuelta para irse y entonces lo llamé: "Oye, Gonzalito, y una última cosa: la próxima vez que me apuntes a la cabeza, confirma que tienes el arma cargada, porque esta te la he perdonado, pero la próxima te juro que te arranco los huevos..., pendejo." Sonriendo se lo dije, pero lo entendió porque le costó un poco tragar saliva.






(1) Hijo de Leticia, mejor amiga de Epithumía.

5 comentarios:

Xavier dijo...

"...La proxima vez que apuntes a la cabeza, asegurate que tienes el arma cargada..."
Buena figura para burlar la debilidad de un chantaje. Me vivo ese momento con aguzada morbosidad. Me pinto en la escena apuntando a la victima, mojando mis pantalones de risa, y mostrando mi lado cruel.

Excelente escrito!

Anónimo dijo...

jajajja Lo de I drink your milkshake me dejó KO. jajjaja Genial. Tanto como cuando lo escuché la primera vez...
No me imaginaba a Ephitumía por estas lides... jajajaj.... Entonces tiene garantizadas sus lociones cosméticas durante una buena temporada.
Un abrazo grande.

Vintage dijo...

quid pro quo

muakkkkkkk
me encantan las mujeres negociando, dicen de mi q soy muy buena

Miss Morpheus dijo...

Esta mujer es perversa. Si Quelonio supiera... Espero que le tengas al tanto de sus íntimos escritos. ¿Cómo no buscarla? Son tal para cual. Cajas de sorpresas.

Un abrazo.

Malvada Bruja del Norte dijo...

Jajajaja...cada vez me gusta más esta mujer. Y mira que cuando leí el chantaje de Gonzalito, no las tenía todas ;-)